7/23/2015

Tarta de queso casera sin horno (con cuajada y queso fresco)

¡Ya estoy aquí de nuevo!

Creíais que había muerto ¿no? No, pero casi.
Aquí una veranofóbica. No soporto el calor, es que me quita la vida, me deja sin fuerzas.
De invierno/otoño echadme todo lo que queráis, pero el verano no lo aguanto.
Tengo tantas ganas de que pase ya el muy puñetero que no me aguanto.

Además no hace falta que os diga que estas semanas están siendo de calor infernal, más aún de lo habitual por si fuera poco. No corre ni gota de aire, no refresca ni de noche.
Tooodo el día con el aire acondicionado o nos morimos. No quiero ni pensar en la factura de la luz que me voy a comer el mes que viene...

Y claro, con estas calores que estamos soportando, ¿a quién le apetece encender el horno?
A nadie ¿verdad?  Pero sí que apetece dulce. ¡Eso siempre! Al menos a mí siempre me queda hueco para una chuche.

Y qué raro en mí, esta semana pasada se me apetecía hacer una tarta de queso.

Sí, ya sabéis que soy la tonta de  las tartas de queso/cheesecakes/como queráis llamarlas, me las como en todas sus variantes, incluso las cutres que venden envasadas, ¡pues también me gustan! XD
En fin.

Que esta vez traigo una receta bien fresquita que ayude a aguantar mejor la que nos está cayendo.




Cuando hice la receta de la tarta de queso casera del recetario de mi mami descubrí que tenía diversas variantes, dos de ellas sin horno. Una era al microondas y la otra no tenía horno en absoluto.
Como ni encender el microondas se me apetecia  porque el calor no ha sido infernal, sino de Mordor (vamos, que un poco más y me encuentro a Frodo por el pasillo) me decanté por la segunda.


Y menudo acierto. Ha salido una tarta suave, fresquita y ligera, que no resulta pesada para nada. Muy apropiada para estas temperaturas.
La receta original viene un poco a ojo porque ya se sabe con este tipo de recetas tradicionales. No había tanta "obsesión" por medirlo y pesarlo todo, y bien ricas que salían ¿verdad?
 Aun así, he tratado de ajustar cantidades para tenerlo todo bien anotadito.

También tengo que comentar que en principio esta tarta no llevaba base de galleta.
¡Pero para mí una tarta de queso no es tal si no lleva una base como Dios manda!
Así que se la he hecho de una forma bien sencilla: simplemente con mantequilla y galletas María picaditas. Deliciosa es decir poco.

A pesar de haberla dejado en la nevera toda la noche anterior, ha salido una tarta más bien blandita, quizás por la cuajada.
 Por ello hay que tener cuidado al cortarla, porque es posible que el primer corte nos salga un poco de aquella manera como me pasó a mí. Pero los siguientes salieron perfectos, ¡eso sí!


Mirad qué cremosita sale..¡Ñam!
 Pues vamos ya con la receta:

Ingredientes:

Para la base de galleta:
  • 65-80 gramos de mantequilla (según veáis que necesita)
  • 1 paquete de galletas María
Para la tarta:

  • 3 huevos L
  • 200 gramos de azúcar (aunque la cantidad va al gusto ;) ya sabéis que yo uso moreno)
  • 1 brick de 200 ml de nata para montar
  • 200 ml de leche
  • 250 g de queso fresco tipo Burgos
  • 1 sobre de cuajada
Poquitos ingredientes, ¿verdad? Pues aún es más sencilla.
Vamos con la elaboración.



Comenzamos con la base. Más fácil no puede ser :)
Derretimos la mantequilla en el microondas y esperamos a que temple un poco mientras molemos las galletas en un molinillo. Otra opción es meterlas en una bolsa y golpearlas con un rodillo hasta dejarlas lo más finas posible.

Mezclamos en un bol el polvo de galletas con la mantequilla, hasta que se hagan una pasta. Si veis que necesita más mantequilla porque la mezcla sale muy arenosa, podéis añadirle hasta que veáis que se puede manejar.
Ponemos esta mezcla de galleta y mantequilla en el fondo de un molde que hemos engrasado previamente, repartiéndola bien por toda la base.
Metemos en el frigorífico el molde mientras preparamos la tarta.

Ponemos a calentar en un cazo la leche (menos un poco que apartamos para disolver luego la cuajada) con el azúcar hasta que se mezclen. No tiene que llegar a hervir.
Apartamos del fuego un momento para incorporar los huevos batidos aparte.

Volvemos a poner en el fuego y removemos hasta que se mezcle bien todo.
Ahora incorporamos el brick de nata y seguimos removiendo.
En un vaso aparte disolvemos el sobre de cuajada con la leche. Cuando esté bien disuelta, la añadimos a la mezcla que tenemos al fuego.
Seguimos moviendo con cuidado hasta que veamos que la cosa empieza a espesarse y cuajar.

Ponemos esta mezcla en la batidora con el queso de Burgos y batimos todo junto.
Lo echamos en el molde que tenemos reservado en la nevera.

Dejamos la tarta en el frigorífico un mínimo de 6 u 8 horas. Mejor si la hacéis el día anterior para tenerla lista para el día siguiente, que estará mucho más consistente :)


¡Que aproveche! Y a ver si tenemos por fin un respiro de tantas calores, uf...(¿No puede ser ya octubre, por favoooooor?)
Por si acaso me toca ir buscando más recetas sin horno. ¡A ver qué encuentro! ;)

¡Hasta la próxima receta!






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